EL PLACER DE LA CULTURA

martes, 16 de abril de 2013

La historia de amor de Lope de Vega y Marta Nevares


Hay historias de amor que merecen ser contadas con el transcurrir de los siglos, este es el caso del amor surgido entre Lope de Vega y Marta Nevares.
Tras enviudar 2 veces y tener múltiples amantes, Lope de Vega conoce en una tertulia literaria a Marta Nevares, una joven de 25 años casada desde los 16 con un hombre mayor. Lope tiene para entonces 64 años y ya es sacerdote, lo que no supone un impedimento para que la relación se inicie y provoque la vergüenza de la hija monja de Lope, Marcela de San Féliz que profesa en el convento trinitario de la calle Cantarranas y la ira del marido de Marta, que intenta asesinar al poeta.
La diferencia de edad entre los amantes despertó también la hilaridad de algunos de sus coetáneos, como es el caso de Góngora, que escribió: 

Dicho me ha por una carta

que es tu cómica persona

sobre los manteles mona

y entre las sábanas Marta:

agudeza tiene harta

lo que me advierten después,

que tu nombre del revés,

siendo Lope de la haz,

en haz del mundo y en paz

pelo desta Marta es
 
Marta intentó anular su matrimonio y finalmente se le concedió, el marido apeló la decisión pero murió inesperadamente, lo que provocó el júbilo de Lope y la aparición de una obra titulada La viuda valenciana

 El amor que Lope profesaba a Marta se advierte muy bien en el siguiente soneto:

 
Canta Amarilis, y su voz levanta

mi alma desde el orbe de la luna

a las inteligencias, que ninguna

la suya imita con dulzura tanta.

 
De su número luego me trasplanta

a la unidad, que por sí misma es una,

y cual si fuera de su coro alguna,

alaba su grandeza cuanto canta.


Apártame del mundo tal distancia,

que el pensamiento en su Hacedor termina,

mano, destreza, voz y consonancia.
 

Y es argumento que su voz divina

algo tiene de angélica sustancia,

pues a contemplación tan alta inclina.  

 

Sin embargo la historia de amor se torció al enfermar gravemente Marta, primero quedó ciega y luego enloqueció. Lope la cuidó amorosamente hasta el final de sus días. Nos ha quedado un “testamento” literario lleno de ternura y fuerza:

 
¡Ay soledades tristes

de mi querida prenda

donde se escuchan solas
las ondas y las fieras!
………

O, ¿pediré llorando

la noche de su ausencia…
……

Ya es muerta, decid a todos,

ya cubre poca tierra

la divina Amarilis,

honor y gloria vuestra;

aquellas cuyos ojos

verdes, de amor centellas,

músicos celestiales,

Orfeos de almas eran,

cuyas hermosas niñas

tenían, como reinas, doseles de su frente

con armas de sus cejas.