EL PLACER DE LA CULTURA

sábado, 26 de noviembre de 2016

Galdós, Caillebotte y el París del barón Haussmann

En sus Memorias de un desmemoriado (1915-1916), Benito Pérez Galdós relata su visita a la Exposición Universal de París que se celebró en 1867. Cuenta también que en aquel viaje pudo comprobar las transformaciones urbanísticas que la capital francesa estaba experimentado durante el Segundo Imperio. Los trabajos habían empezado en 1852 y siguieron hasta 1870, bajo la dirección del barón Haussmann y con el impulso de Napoleón III:

El resto de mi tiempo, en aquel verano, lo empleaba paseándome, observando la transformación de la gran Lutecia, iniciada por el Segundo Imperio. Los Bulevares Haussmann, Malesherbes, Magenta y otros de la orilla derecha, así como los de Saint Germain y Saint Michel en la otra orilla izquierda, estaban en construcción. No se veían más que derribos de barrios enteros y enormes hileras de andamios.

En aquel tiempo el joven Gustave Caillebotte vivía en la Rue de Miromesnil, situada en el corazón de las reformas de Haussmann, y estaba comenzando a pintar. En los cuadros de los años 70 aparece, como en el texto de Galdós, la nueva ciudad que se estaba construyendo, con sus grandes perspectivas, sus tonos grises, y sus habitantes: los obreros con blusones y los elegantes burgueses.


Gustave Caillebotte. Pintores en un edificio. 1877. Óleo sobre lienzo. Colección privada

En un cuadro de 1877, Pintores en un edificio, expuesto en la reciente retrospectiva que ha dedicado a Caillebotte el Museo Thyssen, podemos ver la fase final de las obras parisinas. Aparecen cuatro pintores de brocha gorda que terminan la decoración de la fachada de un comercio; a la izquierda se abre la gran perspectiva rectilínea de una larga calle en la que circulan algunos transeúntes y un carruaje en la lejanía. Los colores utilizados por Caillebotte son muy limitados, con matices de beige, gris, y azul, apenas destacados por los verdes y rojos de la fachada. Es, en cualquier caso, como el texto de Galdós, un delicioso testimonio del carácter pétreo del nuevo Paris diseñado por el barón Haussmann. La calle, tal y como Caillebotte la pinta, parece aún cubierta por el polvo de las obras, como ha explicado la comisaria de la exposición, Marina Ferreti.

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